Reutilizar es un verbo que rima con ecología a las mil maravillas. Basta con un poco o un mucho de imaginación para darle una nueva vida a ese objeto u objetos que andan por casa sin uso o que están a punto que acabar en el cubo de la basura.
Bien sea con un fin práctico, decorativo o ambas cosas a la vez, lo cierto es que cosas tan comunes como unas botas de agua, unas botellas de plástico, una revistas o una bombillas permiten hacer pequeñas y grandes obras del reciclaje de forma sencilla y muy exitosa.
Lanzarse a ello es un paso decisivo para lograr resultados interesantes, pues en esto del recilaje elentusiasmo y la inspiración acaban por hacer la diferencia entre lo mediocre y lo espectacular. No en vano, hay un sinfín de proyectos increíbles que pueden realizarse a la perfección siguiendo pasos muy básicos, ya que en realidad lo importante es la idea misma.
Ideas en todas partes
Sorprender con la reutilización de objetos que tenemos a mano, por lo tanto, es posible aunque no seamos unos manitas. Afortunadamente, reutilizar consiste precisamente en dar un nuevo uso a algo, por lo que en la mayoría de los casos no hemos de hacer mucho más que pegar, cortar, recortar, colocar, pintar o unir materiales de forma sencilla.
Esta facilidad incentiva la mente y nos permite tener ideas creativas sin límites. En cuanto nos pongamos a jugar a la encontraremos que nuestro coco no deja de buscar distintos usos a todo lo que nos rodea. ¿Que inventar no es lo tuyo? Tampoco supone mayor problema, quizás necesites un poco de entrenamiento o, directamente, puede que lo tuyo sea aprovechar lo que otros inventaron.
Por suerte, en internet hay ideas geniales para la reutilización de objetos domésticos. Es tal la explosión de geniales propuestas que circulan por la red que resulta muy fácil reutilizar casi cualquier cosa. Sin hacer cambios de ningún tipo, podemos convertir unas botas de agua en maceteros o en las divertidas patas de un banco de madera.
También es tremendamente sencillo aprovechar las ruedas de coche o de camión para convertirlas en maceteros, que podemos pintar de colores para crear efectos decorativos en función de nuestras necesidades decorativas. O, por qué no, esas revistas que se nos amontonan en el revistero son ideales para hacer unos taburetes si las sujetamos, sin más, con unas correas de una maleta vieja y lo hacemos más confortable con una almohadita.
Convertir en columpio un monopatín o el asiento y respaldo de una silla o hacer unas estanterías a partir de unas botellas de productos de limpieza recortados son otras ideas que nos ayudarán a despertar el magín o nos servirán para copiar de forma libre o fiel, según nuestro antojo o posibilidades.
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