lunes, 31 de octubre de 2011


Mentiras: ¿Son realmente necesarias?


Si bien desde pequeños en muchas culturas y lugares se enseña que la mentira esta “mal”, todo mundo  ha dicho alguna vez una mentirilla, ya sea de grande o cuando era pequeño. Hay quienes dicen que mentir es necesario y hasta les ha dado buenos resultados en algunas ocasiones, mientras que otros opinan que debe evitarse pues no conduce a nada positivo.
En realidad, podemos decir que, en cuestiones de carácter, en realidad no hay algo que este. A decir verdad, “mal o bien”, hay algo que nos empuja a tomar ciertas actitudes y decisiones, y esto muchas veces no puede juzgarse tan a la ligera. ¿Qué será lo que nos empuja a mentir?
¿Por qué mentimos?
Una mentira es una forma de tapar lo que sucede realmente. Cuando mentimos, de alguna forma tratamos de evitar ciertas consecuencias que no queremos que sucedan y que sucederían si dijésemos la verdad. Enmascarar lo que realmente sucede puede deberse a varias causas.
Algunas causas del por qué se miente:
• Porque no podemos encarar determinadas consecuencias si dijéramos lo que en verdad es.
• Porque tememos que alguien se aleje o nos desapruebe si le decimos lo que realmente sucede.
• Temor al rechazo o a quedar mal ante alguien.
• Los niños y jóvenes mienten especialmente porque temen el rechazo, juicio, castigo o la falta de admiración de los adultos que los rodean.
• Temor a perder algo, ya sea un trabajo, una pareja (como en el caso de la infidelidad, etc.)
• Falta de confianza en uno mismo.
• Miedo a perder el amor, afecto, ayuda o respeto de alguien.
• Miedo a perder nuestra imagen ante los demás y que descuban lo que verdaderamente somos, como alguna debilidad, etc.
• Miedo a no cumplir expectativas o ideales que los demás ponen en nosotros.
¿Por qué aprendimos a mentir?
Si observamos, detrás de la mayoría de los temores que nos llevan a mentir, hay una necesidad de ser aprobado, aceptado, querido o comprendido. Ningún niño miente si se siente en un ambiente cálido donde no es juzgado, sino guiado amorosamente. El juicio y la desaprobación enseñan a los niños a mentir y a esconderse detrás de palabras o actitudes falsas, la desaprobación y la dureza incitan a los niños a crearse máscaras y personalidades artificiales para poder existir en un ambiente donde corre el riesgo de ser rechazado o castigado por lo que hace piensa o siente realmente.
Un joven que miente es un niño que ha aprendido a volverse estratégico para salirse con la suya y ganarse el afecto o alguna otra cosa que para el represente un valor (como un permiso con los amigos o la pareja, por ejemplo). Un joven también miente para evitar el castigo o el rechazo de quienes le rodean. Por otro lado, un adulto que miente es en realidad un niño que de alguna forma no se conoce ni acepta realmente, quizá se desaprueba o no admite ciertos rasgos de su vida o persona, por lo que resulta un conflicto compartirse como realmente es. Así pues, habrá que mentir o intentar ser lo que no se es para poder interactuar con los demás.
¿Es “malo” mentir?
En realidad no es que este “bien o mal”, sino que la mentira es una actitud que trae consecuencias, como todas las otras actitudes. Una de esas consecuencias es que puede volvernos la vida algo que no se disfruta realmente. No es lo mismo vivir la vida con “disfraz”, que vivirla siendo lo que somos. Cierto que la mentira puede aderezar la vida con algo de “`picante”, e incluso puede volvernos hábiles estrategas para salirnos con la nuestra. Pero, a final de cuentas, mentir es tan solo un escudo que no permite que la vida pueda vivirse en toda su profundidad.
Si mentimos, puede que incluso nos sintamos airosos por engañar a los demás. Pero no podemos vivir una vida engañándonos todo el tiempo a nosotros mismos.
¿Qué hacer para dejar de mentir?
Lo primero que puedes empezar a hacer, si sientes que mientes mucho o te cuesta decir la verdad, es dejar de juzgarte o desaprobarte. Una forma de empezar a quitarte el escudo de la mentira es conociendo lo que eres, y aceptando tus debilidades tanto como tus fortalezas. Aceptarte y dejar de criticarte es un paso importante para empezar a ser sinceros y honestos con lo que somos. Se sincero contigo, aprende a ver lo que te gusta y lo que no te gusta y luego acéptalo, y cuando tengas que decidir algo, ten confianza en lo que sientes.  Evita responder con frases elaboradas o cliches sociales, trata de que tus respuestas estén conectadas  lo que piensas y sientes, tomando en cuenta que puedes compartir tu punto de vista con los demás si aprendes a escuchar los de ellos sin sentirte ofendido ni agredido. No sueltes frases sin sentido, trata de hablar siempre con amabilidad pero adecuando tu palabra a lo que piensas realmente, sin importar si eso le agradara a alguien.
Si tienes que confesarle algo a alguien y no te atreves, solo necesitas poner bien claro lo que sientes, y luego, ponerte en el papel de quien está recibiendo tu mentira. A nadie nos gusta que nos mientan y, aunque a veces la verdad es dolorosa, siempre es mejor poner las cartas sobre la mesa.
Estos breves consejos solo son una de tantas cosas que puedes hacer para no mentir y empezar a vivir tu verdad en este mundo que tanto necesita de personas honestas, sencillas y creativas.

    No hay comentarios:

    Publicar un comentario