jueves, 18 de octubre de 2012

Érase una vez un león salvaje que se arregló la melena para salir perfecto en una fotografía


Érase una vez un león salvaje que se arregló la melena para salir perfecto en una fotografía
La melena de los leones es todo un símbolo de la cultura humana y, a efectos prácticos, para el félido supone un buen complemento a la hora de enfrentarse a sus contrincantes durante los combates, ya que le hace parecer más grande de lo que en realidad es. En esta ocasión, sin embargo, el golpe de melena leonina captado por una cámara ha dado unas instantáneas de lo más simpáticas que están haciendo furor en la red. ¿Acaso el rey de la selva también tiene vocación de reina de la belleza?


El autor de esta serie fotográfica viral es David Lazar, un joven australiano de 29 años que se encontraba desafari en el Serengeti, el más antiguo parque nacional de Tanzania, la atracción turística más importante del país.

Por aquellos selváticos lares andaba el muchacho cámara en mano cuando un león le regaló una sacudida de cabeza que abultó su melena de un modo instantáneo y graciosísimo. Bastó con un único y enérgico movimiento de cabeza, sin lacas ni gominas que valgan, para conseguir un volumen capilar que ya quisiéramos muchas. Y, en fin, para verse peinado a su gusto y ya poder permanecer inmóvil, regalándonos un posadoperfecto al que sólo le falta el rugido a lo Metro Goldwyn Mayer.

Una oportunísima ráfaga de disparos logró captar el antes, el durante y el después de la mágica sacudida, que resultó ser tan efectiva como puede verse en el trío de fotos para disfrute de internautas y demás fauna humana.
El feliz fotógrafo que hizo las capturas, una tras otra, explica que el truco para presenciar momentos así es “tener paciencia y estar con los animales el mayor tiempo posible, esperando que se olviden de nuestra presencia”.
Para David Lazar, más allá de la anécdota de las fotos, este viaje es un privilegio, pues le permite “conocer una parte increíble del mundo y fotografiar a maravillosas criaturas en su hábitat natural, respetándolas al máximo”. Sin duda, los únicos disparos que debieran estar permitidos en los safaris deberían salir de cámaras fotográficas, única y exclusivamente.

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