sábado, 22 de diciembre de 2012

Occidentales estamos programados para ser obesos y borrachos




Vía Veoverde.com
Los escoceses develaron científicamente que los occidentales somos unos viciosos de la comida y el alcohol comparados con lo que son los orientales. Nuestras culturas predisponen a que esto sea así. Y ¡Síii! Hay que reconocer que el Buda es un hombre entrado en carnes, pero también que nosotros en este lado del mundo no andamos meditando por la vida, ni intentando encontrar el nirvana con ayuno, porque claro, la revelación para muchos se encuentra dentro de una Cajita Feliz.
Ya teníamos como antecedente que efectivamente somos lo que consumimos y absorbemos del entorno. Es así como en las trazas del ADN de los chinos se encuentra arroz y en los fumadores tabaco y alquitrán, así como en casi todos los humanos se encuentra también plástico. Entonces, algo que parte por el medio ambiente que habitamos, evidentemente potenciado por la cultura, pasa a ser “orgánico”.
Los investigadores de la Universidad de Aberdeen (UoA, por sus siglas en inglés), en el Reino Unido, descubrieron un “interruptor” genético que nos impulsaría, si es que somos de occidente, a tomar y beber en exceso. Se trata de un fragmento de ADN que “enciende” y “apaga” a los genes en las células, en particular el gen de la galanina, un péptido de 29 aminoácidos, presente en el sistema nervioso central y periférico, que posee efectos moduladores del comportamiento alimentario, especialmente de la ingesta de grasas, así como un efecto estimulante de la liberación de la hormona de crecimiento e inhibidor de la respuesta de insulina a la administración de glucosa.
Según el profesor Alasdair MacKenzie, del departamento de Ciencias Médicas de la UoA y autor principal del trabajo, la galanina “es producida en un área del cerebro que controla el miedo y la ansiedad, con lo que los cambios en los niveles de este neuropéptido afectan al estado emocional de la persona”.
El estudio indica que en Europa la galanina funciona mucho más que en oriente, lo que provoca esta predisposición.
Sin embargo, podemos decir que la cultura fue la que provocó este acomodo físico. Por eso estudios afirman que la obesidad es contagiosa, dado a que nuestros círculos compartes hábitos y conductas con nosotros y la comida no tiene un rol de nutrición como debería ser, sino que comienza a vincularse con otro tipo de cuestiones que no tienen nada que ver con este cometido.
Debemos considerar que la comida es el nuevo tabú, y que cada día somos más los que consumimos comida para parchar nuestras carencias de afecto, para sopesar nuestros fracasos, o para celebrar, lo que nos provoca un sentimiento de culpa que otrora era provocado por el sexo, por ejemplo. Esto nos lleva a obsesionarnos con el tema, logrando estados de desorden alimenticio grave.

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