sábado, 26 de enero de 2013

Por qué no debemos trabajar más de seis horas diarias



1. REDUCCIÓN DEL DESEMPLEO:
La posibilidad de estructurar dos turnos laborales, permitiría la incorporación de mayor personal con el beneficio de reducir del desempleo. Como señaló el senador Osvaldo López, las leyes de reducción de la jornada laboral pueden funcionar como “una herramienta para crear mayor cantidad de puestos de trabajo con la liberación de horas por parte de quienes pueden estar hoy sobre ocupados”.
2. VIDA FAMILIAR Y AFECTIVA:
La reducción de la jornada laboral a 6 horas favorecería la cohesión familiar, respetando el derecho del niño a crecer en un ambiente familiar con una mayor presencia de los padres en el hogar, y permitiendo a los padres participar activamente del crecimiento de sus hijos.
Y en términos más generales, la reducción de la jornada laboral nos permitiría a todos equilibrar nuestra vida laboral con la afectiva, los vínculos que hacen a nuestra vida verdaderamente significativa: pareja, familia, amigos.
3. AVANCES TECNOLÓGICOS:
Con la utilización de nuevas tecnologías (automatización industrial, telefonía celular, digitalización, fax, Internet, e-mail, etc.) las tareas en la mayoría de los ámbitos laborales se han simplificado enormemente, significando una considerable reducción de tiempo y esfuerzo para realizar tareas antes más largas y más costosas. La reducción de la jornada laboral debería ser, a todas luces, uno de los resultados lógicos y evidentes del avance en el desarrollo tecnológico del ser humano. Sin embargo, esto no ha sido así. Volviendo a citar al filósofo español Antonio Fornés: “La Revolución Industrial prometió que las máquinas irían reemplazando a los hombres y, por consiguiente, no tendríamos que trabajar para vivir. Tres siglos después, las máquinas han sustituido a los hombres en prácticamente todos los trabajos manuales, pero, sin embargo, no sólo los hombres siguen trabajando como entonces sino que: ¡Las mujeres también han tenido que ponerse a trabajar! ¿No te parece curioso que se mantenga el mismo número de horas que en 1926? ¿Puedes creer que las increíbles máquinas y la bendita Ciencia no hayan liberado -¡ni si quiera un poquito!- en 100 años de esa esclavitud, que es el trabajo, al hombre? ¿Cómo puede ser que los bosquimanos trabajen la mitad que nosotros si viven en la prehistoria?”
Está claro que los avances de la tecnología hicieron que suba la productividad de un trabajador, ¿pero quién se quedó con la diferencia de este progreso? El empleador, por supuesto. El resultado fue concentración de la riqueza y desocupación. ¿Por qué no se reparte el beneficio obtenido por los avances de la tecnología? ¿Por qué en lugar de echar trabajadores y mantener la misma cantidad de horas, no se mantuvo la cantidad de trabajadores y se redujo la cantidad de horas?
4. ESTUDIOS Y CAPACITACIÓN:
Todo aquel que trabaje 8 o más horas diarias y asuma el desafío de estudiar alguna carrera o curso se dará cuenta rápidamente que el tiempo no-laboral del que dispone para eso y para el resto de sus actividades vitales suele ser realmente insuficiente o incluso ridículo en relación a las exigencias académicas, forzándolo a abandonar sus estudios o a hacer sacrificios que no todos pueden asumir para poder continuar. En muchos casos, los horarios de estudio simplemente son incompatibles con la disponibilidad horaria laboral.
Por otro lado, de forma creciente las tareas laborales son de índole intelectual en contacto con nuevas y sofisticadas tecnologías. Esto trae aparejado una necesidad de mayor capacitación (cursos, seminarios, etc.) que normalmente se suman al horario laboral. La lógica competitiva del mercado laboral actual no permite detenerse siquiera a aquellos que ya cuentan con un título, ya que los tiempos actuales exigen títulos y especializaciones más allá del nivel universitario o terciario.
En definitiva, la tensión entre la necesidad de capacitación constante con riesgos de quedar desactualizado o fuera del sistema laboral, y a su vez la necesidad de un sustento económico (horas de trabajo quitadas a la capacitación), traen aparejado un sujeto subyugado a serios riesgos biológicos (enfermedades nerviosas, stress, etc.) de la vida actual. La reducción del horario laboral facilitaría la realización de una integración coherente entre formación y empleo.
5. SALUD:
La reducción de tiempo laboral favorece la intensidad de trabajo, reduciendo espacios de ocio laboral que pueden generar una carga negativa en el ambiente: necesidad de mostrarse constantemente ocupado, stress de no tener actividades para realizar, tiempos muertos, etc.
Sumado a esto, trabajar 8 horas o más restringe enormemente el tiempo que un ciudadano puede dedicar a actividades necesarias para la salud física y psicológica: deportivas, de esparcimiento, meditación, etc.
6. INCREMENTO DE LA PRODUCTIVIDAD:
En el año 2007, el Euroíndice IESE-ADECCO (EIL), al analizar el mercado laboral de siete países europeos, arrojó un resultado extraordinario: los países europeos con jornadas medias más cortas (Holanda, Alemania y Bélgica) presentaron mayor productividad por hora trabajada que el resto. Este estudio refutó la tradicional asociación de una jornada laboral más extensa con una mayor productividad, demostrando que “existe una relación negativa entre ambos conceptos y, al trabajar más horas, se tiende a disminuir el aprovechamiento que se hace de cada una de ellas”. Así, se destacó que “una mejora en la eficiencia (productividad) puede llevar a reducir la jornada de trabajo sin que se produzca una caída en la producción.”
7. RECURSOS ENERGÉTICOS E IMPACTO AMBIENTAL:
En los numerosos entornos laborales en donde no sea necesario incorporar dos turnos, la reducción laboral no solo intensificaría los momentos de trabajo, sino que maximizaría los recursos energéticos, disminuyendo significativamente el impacto ambiental.
8. HACINAMIENTO:
La posibilidad de emplear dos turnos, podría resolver núcleos de hacinamiento laboral físico, además de abrir a nuevas posibilidades de capacitación. Significaría, por otro lado, la posibilidad de un uso más inteligente y eficiente del transporte público y privado en las zonas en donde se concentra la mayor actividad, favoreciendo enormemente la desconcentración poblacional, evitando la saturación del flujo de transporte en micros, trenes, avenidas y autopistas en las llamadas “horas pico”, acelerando y simplificando la movilidad de los ciudadanos, y disminuyendo a la vez el impacto ambiental del transporte privado.
9. INVESTIGACIÓN Y DESARROLLO CREATIVO:
La investigación científica y académica, que podría significar una mejoría sustancial no solo a nivel laboral sino también de país, excepto en los excepcionales casos en que esté financiada, queda normalmente relegada por la absorción laboral. Las actividades culturales artísticas y creativas en general quedan, por su parte, también restringidas por las limitaciones que impone el tiempo laboral. Podríamos preguntarnos, junto con el reconocido lingüista y analista político internacional Noam Chomsky: “¿Queremos tener una sociedad de individuos libres y creativos e independientes, capaces de apreciar y aprender de los logros culturales del pasado y contribuir a ellos..? ¿Queremos eso o queremos gente que aumente el PBI? No es necesariamente lo mismo.”

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