miércoles, 28 de noviembre de 2012

La “lista de la muerte” o el miedo de ser rico en China




Hace una década, su socio en un emprendimiento inmobiliario cayó preso por 18 años.
Diez años antes, cuando empezaba a amasar su fortuna, casi lo matan los lobos mientras exploraba minerales en la frontera con Mongolia Interior.
Y, como la propia China, pasó de vivir en un arrozal a un palacio en una sola generación.
Hong, exjugador de fútbol convertido en financista, construyó un conglomerado que comprende desde medios de comunicación y minería a productos farmacéuticos y venta al público.
Hace una década este millonario, que hoy tiene 54 años, formaba parte de la lista de los 30 empresarios más importantes de su ciudad natal, Shenyang, en el noreste de China.
Muchos de los otros que formaban parte de la misma lista ahora están en bancarrota o en la cárcel.
Lejos de las grandes ciudades, el éxito de Hong es una muestra de lo que está sucediendo en China desde que empezó su desarrollo económico. Al igual que la mayoría de los chinos más ricos, su riqueza está oculta.
Aunque la lista de ricos Hurun -algo así como la lista Forbes de China- sólo le atribuye una riqueza de US$320 millones, los expertos coinciden en que su riqueza es cinco veces mayor.
“No se sabe a ciencia cierta”, señala Rupert Hoogewerfel, fundador del Reporte Hurun, que, entre otras cosas, publica todos los años una lista conocida en todo el mundo con las mil personas más ricas de China.
“Es común en el Lejano Oriente que la mayoría de las fortunas estén fuera de los registros”, agrega.
La posesión más valiosa para Hong es un piano de jade por valor de al menos US$2 millones que le perteneció al fallecido cantante Michael Jackson y antes de eso, dice, una emperatriz de Rusia.
En su oficina se nos unieron amigos y su hijo Michael para cenar, y bebimos tragos de una botella de arroz envejecido cuyo precio es de US$16.000.
Hong disfruta aún más de las mieles del éxito ya que sus negocios estuvieron al borde del desastre.

Minibús personalizado

Chino

Ahora aprovecha su suerte: le está ayudando a la cadena británica de supermercados Tesco a abrir tiendas en Shenyang, y gracias a antiguas conexiones con el Partido Comunista puede acceder a más tierra y dinero en caso de querer expandir.
“Mi supermercado vale dos millones, pero que no aparece en mi cuentas”, señala mientras recorremos la ciudad en su minibús personalizado con bar e iluminación tenue.
Es que la riqueza oculta define el ambiente de negocios en la China moderna.
Rupert Hoogewerf ve a su lista de riqueza “como la punta de un iceberg, hay mucho más debajo de lo que puedes ver en la superficie”.
Hoogewerf admite libremente que tomar en cuenta sólo los activos publicados significa que se está perdiendo a la mitad de los ricos de verdad en un país donde es difícil rastrear el dinero que no esté atado a la tierra o a las empresas que cotizan en bolsa.
Tal vez esa sea la razón por la que su presencia ha sido tolerada durante tanto tiempo en un país no precisamente conocido por su transparencia con la riqueza o cualquier otra cosa.
Cuenta que cuando creó Hurun recibió la visita de un hombre discreto, sin tarjeta de visita, que simplemente le dijo: “Sabemos lo que está haciendo y parece bastante bueno”.

La “lista de la muerte”

Pero mientras que el partido podría considerar a la lista bastante útil, los que están incluidos en ella a menudo no están tan tranquilos.
“Hay un apodo para la lista de ricos. Se le dice la lista de la muerte”, dice Hoogewerf. “En chino es conocida como la lista de la muerte del cerdo gordo. Esto implica que cuando un chino llega a ser bien conocido, se prepara para que lo tumben”.
Hoogewerf cita estadísticas que muestran que esto es una falsa impresión, y que los que figuran en la lista no tienen más probabilidades de ser arrestados que cualquier otro hombres de negocios en una sociedad en la no caerle en gracia al partido puede significar un rápido fin para una carrera de negocios prometedora.
Pero los investigadores no están de acuerdo.
Un trabajo de tres académicos chinos dice que la proporción de empresarios que son investigados o detenidos es del 7% entre los que no figuran en la lista y 17% para los que forman parte de Hurun.
Hoogewerf niega esto, diciendo que la proporción de los miembros de la lista detenidos no es más que un 1%.

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